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¿Una dieta puede alterar tu testosterona? Para muchos hombres, el vínculo entre lo consumido y cómo se sienten hormonalmente pasa desapercibido. Sin embargo, especialistas del Hospital Houston Methodist advierten que el consumo habitual de ciertos alimentos es capaz de reducir esta hormona clave sin mostrar síntomas evidentes al inicio.
Knubian Gatlin, nutriólogo del centro médico, explicó en información para NotiPress cómo la testosterona participa en funciones esenciales del cuerpo masculino, incluyendo fuerza, deseo sexual y distribución de grasa. Indicó cómo, desde los 30 años, sus niveles tienden a disminuir de forma natural, pero alertó sobre causas adicionales las cuales aceleran esa baja. Entre ellas, mencionó el sobrepeso abdominal, sedentarismo y una mala elección de nutrientes. “Tener sobrepeso, especialmente grasa abdominal, inactividad física, mala nutrición [y] consumo excesivo de alcohol”, enlistó el especialista.
No se trata solo de energía o apariencia física. Jonathan Williams, coordinador de acondicionamiento físico del hospital, afirmó que los hombres tienen tasas más altas de mortalidad frente a enfermedades cardíacas, hepáticas y metabólicas. Aunque estas condiciones parecen distantes para muchos, pueden iniciar con decisiones repetidas en el plato. En palabras de Williams, “no tiene que ser así”.
Uno de los factores menos sospechados: los azúcares añadidos. Gatlin advirtió cómo su exceso puede disminuir los niveles de testosterona y aumentar riesgos como diabetes tipo 2 o colesterol elevado. La American Heart Association recomienda a los hombres limitar su consumo a 36 gramos por día. El problema, señaló el experto, es que muchos alimentos procesados —incluyendo cereales y aderezos— ocultan azúcar sin advertencia clara.
Además del impacto hormonal, se destacó la necesidad de incorporar proteínas magras en cada comida. Gatlin sugirió una ingesta de entre 20 y 40 gramos por porción, preferentemente de fuentes como pescado, pollo sin piel, tofu o leguminosas. La proteína mantiene la masa muscular, uno de los indicadores clave de envejecimiento saludable.
Entre los nutrientes menos mencionados, pero con gran efecto en la salud hormonal, se encuentran el magnesio y el zinc. Están presentes en alimentos accesibles como espinacas, frijoles, semillas y granos enteros. Ambos contribuyen a mantener niveles adecuados de testosterona y refuerzan el sistema inmunológico.
La grasa visceral, ubicada en el abdomen, también fue señalada como un indicador crítico. Lejos de ser inactiva, se comporta de forma biológicamente activa, afectando otros órganos. Para reducirla, se recomendó una alimentación de tipo mediterráneo, rica en frutas, verduras, granos enteros y grasas saludables.
Williams añadió que el entrenamiento de resistencia aporta beneficios específicos para los hombres, como aumento de producción hormonal y disminución de grasa abdominal. El estándar mínimo recomendado es de 150 minutos de actividad física por semana.
Los especialistas concluyeron que incluso una alimentación aparentemente “normal” puede alterar la función hormonal masculina. Detectarlo a tiempo permite hacer ajustes con efectos duraderos, especialmente en los niveles de testosterona.
