Entendiendo la enfermedad arterial periférica, un dolor más común de lo que parece

NotiPress

Caminar dos cuadras y sentir calambres en las piernas que desaparecen al sentarse podría no ser un signo de fatiga, sino de enfermedad arterial periférica (EAP), una afección vascular que afecta a millones de personas y pasa desapercibida en etapas tempranas. Este padecimiento se caracteriza por el estrechamiento de arterias fuera del corazón, especialmente en las extremidades inferiores, y su subdiagnóstico representa un riesgo creciente para la salud pública.

La EAP se produce cuando depósitos grasos llamados placa obstruyen las arterias, impidiendo un flujo adecuado de sangre a pies y piernas. Esta acumulación, conocida como aterosclerosis, reduce el oxígeno en los tejidos y dificulta la cicatrización. Según el Dr. Tony Lu, cirujano vascular del Hospital Houston Methodist, “la EAP suele pasarse por alto porque sus síntomas son similares a los de otras afecciones, o puede que no presente ningún síntoma”.

El dolor muscular inducido por el esfuerzo, el cual cesa con el reposo, es el síntoma más representativo por eso Lu explica que “el dolor de la EAP es reproducible. Si cada vez que caminas dos cuadras te dan calambres en las piernas, luego desaparecen al sentarte, pero vuelven a aparecer la siguiente vez, eso es una señal de alerta”. A esto se suman otros signos como entumecimiento, piel brillante, heridas que no sanan y sensación de frío en piernas o pies.

La EAP se relaciona con factores de riesgo como hipertensión, colesterol alto, obesidad, diabetes, tabaquismo y antecedentes familiares de enfermedad cardiovascular. “Las obstrucciones se producen dentro de las arterias que salen del corazón”, señaló el especialista. “Es más común en las piernas, pero también se observa en el abdomen, la pelvis y, ocasionalmente, los brazos”.

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El diagnóstico temprano resulta esencial y comienza con un examen físico completo y pruebas no invasivas. “Normalmente realizamos una prueba sencilla llamada índice tobillo-brazo (ITB)”, precisó Lu. Este procedimiento compara la presión arterial en los tobillos con la de los brazos para detectar obstrucciones. También pueden utilizarse ultrasonidos Doppler, tomografías computarizadas o resonancias magnéticas para confirmar el diagnóstico.

Dicho tratamiento depende de la etapa de la enfermedad y la condición general del paciente. La primera línea de acción son los cambios en el estilo de vida, como dejar de fumar, hacer ejercicio, seguir una dieta saludable y controlar enfermedades crónicas. Algunos pacientes requieren de medicamentos como aspirina o estatinas para mejorar la circulación. En fases avanzadas, las opciones incluyen angioplastía, colocación de stents o cirugía de bypass.

Aunque estos procedimientos alivian los síntomas, no son soluciones permanentes por eso el especialista afirma: “Ninguna de las intervenciones que ofrecemos es eterna. Las modificaciones del estilo de vida son realmente la mejor manera de reducir la probabilidad de formación de placa y vivir sin enfermedades”. También recalcó que no todas las obstrucciones requieren tratamiento invasivo. “No siempre se necesitan procedimientos. Que haya un estrechamiento no significa que deba corregirse, especialmente si no se presentan síntomas”.

Finalmente, el cuidado continuo es fundamental para quienes viven con EAP. Revisar los pies diariamente, controlar el dolor, acudir a revisiones médicas y mantener hábitos saludables puede marcar la diferencia. Si se identifica a tiempo, muchas personas con EAP logran conservar una vida activa y evitar complicaciones severas.