¿Qué pueden enseñar los osos sobre la diabetes? Científicos responden

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A nivel mundial, aproximadamente 463 millones de personas padecen de diabetes, según datos de la Federación Internacional de la Diabetes (FID). Esta enfermedad es un conjunto de trastornos metabólicos con diferentes causas que tienen como síntoma común la hiperglucemia.

Hasta el momento, se conocen tres tipos de diabetes, según la Organización Mundial de la Salud. La diabetes mellitus tipo 1, conocida como insulinodependiente, se caracteriza por la una deficiencia de insulina de carácter absoluto. La diabetes tipo 2, sucede como consecuencia de un defecto progresivo en la secreción de insulina. Por su parte, la diabetes tipo 3 sucede durante el embarazo y suele cesar después del parto.

La insulina es una proteína sintetizada en las células beta, las cuales se localizan en el páncreas. Esta es la encargada de transportar la glucosa desde la sangre hasta el interior de las células. Cuando hay mucha glucosa en la sangre, el páncreas produce más insulina para poder cubrir la demanda.

Sin embargo, si la condición se extiende, las células dejan de admitir tanta insulina, llegando a lo que se domina resistencia a la insulina. A largo plazo, el páncreas no consigue sostener el ritmo y se produce una diabetes del tipo 2.

¿Qué puede el oso enseñarnos de la diabetes?


El oso es el mamífero que hiberna de mayor tamaño; para soportar los largos períodos de invierno, ingieren grandes cantidades de comida durante el otoño y acumula reservas en forma de grasa. Joanna L Kelley, de la Universidad Estatal de Washington, junto con sus colaboradores, realizaron varios descubrimientos sobre la hibernación de los osos.

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Durante la hibernación, las células especializadas en el almacenamiento de grasa responden de manera única al plasma sanguíneo. Según la investigación, hay alteraciones sustanciales en la expresión génica de los adipocitos durante la hibernación. Estos componentes inducen una regulación diferencial de algunos genes expresados por estas células de almacenamiento, gestionando así su metabolismo.

Algunos de los genes involucrados están asociados a la resistencia a la insulina. De acuerdo con el estudio, la hibernación de los osos está fuertemente marcada por esta resistencia.

En su largo período de letargo, los osos son capaces de regular activamente su respuesta a la insulina para conservar la energía almacenada como grasa. Este complejo proceso permite mantener un equilibrio metabólico único, ajustando su sensibilidad o resistencia a la insulina.

Para los osos, la capacidad de ajustar la insulina de forma dinámica es una ventaja fisiológica única. Esto les permite sobrevivir y hasta mantener un estado metabólico óptimo en los duros inviernos.

Si bien, los osos y los humanos tienen diferencias fisiológicas claras, los hallazgos sobre la resistencia a la insulina durante hibernación ofrece una perspectiva nueva. Saber cómo los osos gestionan la resistencia a la insulina y la capacidad de ciertos compuestos en la sangre para modularla abren una nueva vía de investigación en los tratamientos de la diabetes.