Cárceles salvadoreñas entre las mejores de Latinoamérica

Mientras los motines, masacres, fugas masivas es la realidad actual de muchos centros penales a nivel latinoamericano; el sistema penitenciario salvadoreño se convierte en referente en temas de reinserción, control y disciplina en la región.

En el caso de Ecuador, Brasil, Colombia han vivido una de las peores crisis carcelarias en los últimos años. El pasado 28 de septiembre, un motín en la Penitenciaría del Litoral de Guayaquil dejó el resultado de más de 100 muertos; dejando en evidencia la precariedad y el abandono total de las cárceles por parte de las autoridades de dicho país.

Sin embargo, la crisis penitenciaria no es exclusiva de Ecuador, actualmente Colombia registra una tasa de ocupación del 138 %, la cual provocó 23 muertos en el Centro Penal Modelo.

El Salvador era reconocido internacionalmente por su crisis carcelaria, por el auge y fortalecimiento de las pandillas tras más de una década de los Acuerdos de Paz.

Con la esperanza de un cambio, Mauricio Funes bajo la bandera del FMLN llegó al poder y se abrió uno de los capítulos más oscuros en el sistema penitenciario.

Con la llega de Sánchez Cerén la crisis se agudizó dentro y fuera de centros penales en 2015 ocurrieron 16 homicidios por día, en promedio. El Salvador era protagonista de portadas de periódicos internacionales donde se comparaba la violencia con países en guerra.

Desde la llegada del Presidente Nayib Bukele y la gestión del Director de Centros Penales, Osiris Luna Meza, inició el cambio de las políticas carcelarias en el país; desarticulando el crimen organizado al interior de las cárceles a través de requisas estratégicas y selectivas, rompimiento de cárceles exclusivas de una sola pandilla y anular toda comunicación hacia el exterior.

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Desde la llegada del Gobierno, los partidos políticos ARENA-FMLN que propiciaron actos violentos, masacres y hasta negociaciones con pandillas bloquearon las iniciativas que buscaban mejorar el sistema penitenciario. No obstante, el trabajo estratégico de la Dirección General de Centros Penales logró saldar una deuda histórica con los salvadoreños.