Un aliado inesperado para atacar tumores cancerosos: las bacterias de tu intestino

Microbiota es un término científico que está de moda. Dejando a un lado las consideraciones filosóficas sobre qué nos hace ser nosotros mismos, resulta sorprendente saber que en nuestro interior habitan millones y millones de microorganismos diferentes, en tal cantidad (y diversidad) que si hiciéramos un cálculo aproximado llegaríamos a la conclusión de que la mitad de nuestras células, no son “realmente nuestras”.  

El cuerpo humano está poblado por unos 100 trillones de microorganismos, lo que equivale al mismo número del total de células humanas. Si solo contáramos las bacterias, descubriríamos que en nuestro cuerpo habitan más de 10.000 especies diferentes, a las que hay que sumar virus, hongos, arqueas, protistas… una espectacular pluralidad de vida interconectada que estamos empezando a estudiar y a comprender. 

Podríamos decir que somos “mitad humano, mitad bacterias” y aunque esto suene preocupante, se estima que menos del 1% de esos microorganismos pueden llegar a ser perjudiciales, el resto de ellos convive con nosotros en simbiosis, colaborando, a veces entorpeciendo, aprovechándose o incluso influyendo de manera muy importante en el funcionamiento diario de nuestro organismo.

El Proyecto Microbioma Humano comenzó hace ya diez años. Por aquel entonces apenas contábamos con un centenar de artículos sobre este tema, hoy se publican miles de estudios cada año. Hemos descubierto que la diversidad de microbios en nuestro organismo es enorme, sabemos que heredamos buena parte de estos microbios de nuestra madre al nacer y a partir de ahí comenzamos a reunir nuestra propia y única Microbiota. 

También sabemos que no es fija y que cambia con la edad, dependiendo de un enorme abanico de factores como la dieta, el ambiente, los fármacos que utilizamos frecuentemente, o incluso de si hemos tenido mascotas. 

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Hemos visto que la mayor parte de nuestra Microbiota se encuentra en nuestro sistema gastrointestinal, lo que llamamos popularmente “flora intestinal” y que estos microorganismos son capaces de influir en nuestra propia conducta. En resumen, los últimos años han supuesto un conjunto fascinante de descubrimientos y solo estamos empezando a arañar la superficie.