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Diversos estudios recientes analizaron la conexión entre el sueño breve y los momentos de creatividad, buscando fundamentos científicos para anécdotas históricas sobre inspiración tras una siesta. Investigadores de la Universidad de Hamburgo y la Universidad de la Sorbona realizaron experimentos monitoreando la actividad cerebral con electroencefalografía durante fases breves de sueño.
En Hamburgo, el equipo liderado por Anika T. Löwe diseñó pruebas cognitivas que requerían perspicacia, utilizando siestas controladas de 20 minutos para medir los efectos sobre la creatividad. Nicolas Schuck, autor principal, explicó que “Thomas Edison tenía una técnica que consistía en sostener una taza o algo similar mientras dormía la siesta en su silla”. Esta práctica buscaba inducir despertares súbitos al dejar caer el objeto, asociándose con momentos creativos.
Un experimento similar realizado por Célia Lacaux en la Universidad de la Sorbona propuso a más de 100 participantes resolver problemas matemáticos, donde existía un atajo no anunciado. Los participantes descansaban brevemente sosteniendo diversos objetos, incluyendo tazas, y la caída del objeto interrumpía el sueño, generando posibles momentos de lucidez.
Los hallazgos mostraron diferencias significativas entre ambos estudios. En el experimento francés, el sueño ligero (fase N1) facilitó la identificación del atajo oculto en el problema matemático. En Hamburgo, por el contrario, los momentos creativos se incrementaron cuando los participantes alcanzaron la fase N2 del sueño, más profunda que la N1.
Schuck afirmó que “realmente no impedimos que los participantes llegaran a la fase N2, y resultó que quienes la alcanzaron tuvieron momentos de inspiración con mayor frecuencia”. Según los datos presentados, más del 80% de los participantes que alcanzaron la fase N2 identificaron correctamente el patrón oculto en una tarea visual basada en colores y movimientos.
La investigación también reveló que no solo las fases del sueño influían en estos momentos creativos. Los análisis del electroencefalograma mostraron que una pendiente espectral pronunciada, vinculada con una disminución de señales de alta frecuencia, predecía con mayor precisión los momentos de claridad mental. Schuck declaró: “Son mucho más continuas; existe una especie de zona gris”.
Actualmente, el equipo alemán desarrolla nuevas investigaciones que combinan electroencefalografía y resonancia magnética funcional para observar las áreas cerebrales activadas durante el sueño. Schuck comentó: “Actualmente estamos llevando a cabo un estudio que lleva años gestándose: queremos usar tanto el EEG como la resonancia magnética funcional simultáneamente para observar qué sucede en el cerebro cuando las personas duermen”.