La contaminación del aire en el embarazo empeora el asma infantil y causa cambios epigenéticos hereditarios

NotiPress

Investigadores presentaron una investigación que arrojó evidencia contundente sobre los efectos negativos de la contaminación del aire en el embarazo. El hallazgo más relevante es la exposición materna a partículas contaminantes intensifica la gravedad del asma en los hijos, incluso en su etapa adulta, además de provocar cambios epigenéticos duraderos.

Encabezado por la doctora Razia Zakarya, becaria Wendy McCormick de la Universidad de Tecnología de Sídney e integrante del Grupo de Epigenética de Enfermedades Crónicas del Instituto de Investigación Médica Woolcock, el equipo planteó que ”estos efectos podrían mantenerse por generaciones”, aunque los descendientes no hayan estado directamente expuestos a la contaminación del aire.

Además, resaltó la importancia de proteger a las mujeres embarazadas de la contaminación atmosférica, declaró la doctora Zakarya en la sesión “Análisis Espacial y Unicelular de Enfermedades Pulmonares”. La investigación se enfocó en observar la memoria molecular provocada por la exposición prenatal a contaminantes, un mecanismo aún poco comprendido.

De manera científica, el vínculo entre la contaminación del aire y el asma —en términos de prevalencia, severidad y hospitalizaciones— está bien documentado. No obstante, los nuevos hallazgos aportan una dimensión adicional al identificar rutas moleculares responsables de esta conexión.

Para realizar el experimento, los científicos utilizaron un modelo en ratones. Un grupo de ratonas embarazadas fue expuesto a partículas contaminantes del aire, mientras otro grupo fue expuesto a una solución salina inofensiva. Luego, sus crías se dividieron entre aquellas que desarrollaron asma y aquellas que no. Los resultados mostraron en los ratones adultos, cuyas madres estuvieron expuestas a contaminación, presentaron síntomas de asma más severos.

Respecto a la respuesta fisiológica más intensa, se observaron miles de genes en los pulmones de los ratones descendientes se expresaban de manera distinta en comparación con los del grupo de control. Particularmente, se detectaron alteraciones en los patrones de metilación del ADN, un proceso epigenético clave que regula la actividad génica. Esto implica una especie de “efecto memoria” que persiste desde la etapa prenatal hasta la adultez.

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Llamativamente, uno de los descubrimientos más alarmantes es que los niveles de contaminación utilizados se encuentran dentro de los límites considerados “seguros” según las directrices de calidad del aire de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Para Zakarya, este hecho sugiere que dichas normas podrían necesitar una revisión urgente ante la evidencia de efectos intergeneracionales.

El próximo paso será explorar si estas modificaciones epigenéticas también se presentan en poblaciones humanas expuestas a contaminación del aire en la gestación. Asimismo, se buscará investigar si existe algún mecanismo para revertir o mitigar estos cambios, abriendo la puerta a potenciales intervenciones terapéuticas en el futuro.

Finalmente, el trabajo pone en relieve el impacto silencioso pero profundo de la contaminación atmosférica en la salud de generaciones futuras. A medida que se acumula evidencia científica sobre los efectos epigenéticos de factores ambientales, el llamado a reforzar políticas públicas que protejan a las mujeres embarazadas cobra aún más urgencia.