¿Qué efectos produce el poliestireno ingerido en el organismo?

NotiPress

Un grupo de investigadores de la Universidad de California, Davis, presentó nuevos hallazgos sobre los efectos de los nanoplásticos ingeridos en alimentos y bebidas. El estudio fue expuesto durante NUTRITION 2025, congreso anual de la American Society for Nutrition, realizado en Orlando entre el 31 de mayo y el 3 de junio.

Basándose en exposiciones estimadas en humanos, los científicos administraron a ratones una dosis diaria de 60 miligramos de nanopartículas de poliestireno por kilogramo de peso corporal. Los animales, todos machos de 12 semanas, recibieron esta sustancia mezclada con su dieta habitual para simular una ingestión diaria común en entornos contaminados.

Citando los resultados, Amy Parkhurst, candidata doctoral y líder del estudio, afirmó: “Nuestras observaciones (…) confirman y amplían lo reportado recientemente sobre los efectos de los nanoplásticos en modelos animales”. La especialista también forma parte del Clinical and Translational Science Center TL1 en la misma universidad.

Durante el experimento, los ratones sometidos a esta exposición mostraron signos de intolerancia sistémica a la glucosa y niveles incrementados de alanina aminotransferasa, marcador clínico asociado a lesiones hepáticas. Se registró también un aumento de la permeabilidad intestinal y de endotoxinas, componentes biológicos que afectan negativamente la función del hígado.

El poliestireno utilizado corresponde a un tipo de plástico común en empaques alimentarios. Sus residuos, al fragmentarse, forman partículas de menos de 100 nanómetros capaces de infiltrarse en organismos vivos mediante el consumo de productos contaminados.

Diferentes estimaciones científicas calculan que un adulto puede ingerir entre 40,000 y 50,000 partículas microplásticas anualmente. Algunas proyecciones elevan esa cantidad hasta los 10 millones, tomando en cuenta múltiples fuentes de exposición.

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Esta investigación se realizó bajo la dirección del doctor Fawaz George Haj. Se buscó observar alteraciones biológicas sin intervenir en otros factores ambientales, garantizando un diseño experimental preciso. El grupo de control, no expuesto a nanoplásticos, sirvió para contrastar los efectos observados.

A futuro, el equipo planea ampliar sus investigaciones hacia otros órganos y mecanismos moleculares. Para ello, colaboran con la doctora Elizabeth Neumann, quien emplea técnicas de espectrometría de masas asistida por láser para rastrear la acumulación de nanoplásticos y sus efectos sobre el metabolismo de tejidos específicos. Parkhurst subrayó la importancia de continuar generando evidencia robusta: “La evidencia científica robusta desempeña un papel clave en los esfuerzos de monitoreo y en la orientación de regulaciones”.

Estos hallazgos no pretenden establecer una conexión directa con enfermedades humanas. En su lugar, aportan datos relevantes sobre procesos fisiológicos derivados de la exposición oral a contaminantes plásticos en condiciones controladas.