¿A qué cirugías puede someterse un paciente con epilepsia?

NotiPress

En México, alrededor de 2 millones de personas viven con epilepsia. Esta enfermedad se caracteriza por crisis o ataques que ocurren debido a una descarga neuronal desordenada y excesiva en alguna zona del cerebro. Si bien, en la mayoría de los casos se puede tratar con medicación, algunas veces la cirugía es la mejor opción para reducir las convulsiones a cero. Con tecnología de imagen avanzada, hospitales especializados aplican procedimientos mínimamente invasivos para pacientes con epilepsia resistente a tratamientos farmacológicos.

De acuerdo con el neurocirujano Damiano Barone, del Hospital Houston Methodist, un tercio de los pacientes continúa con convulsiones, incluso después de recibir medicación adecuada. “La mayoría de las personas que viven con epilepsia se controlan muy bien con medicamentos. Sin embargo, un tercio de los pacientes, a pesar de recibir la medicación adecuada, continúan presentando episodios convulsivos. Para ellos, la cirugía es la opción ideal, ya que a través de ella podemos reducir las convulsiones a cero”, explicó a NotiPress.

El abordaje clínico incluye estudios de alta resolución mediante resonancia magnética de 7 teslas, tecnología que permite identificar con gran detalle las estructuras cerebrales alteradas. Esta herramienta emplea un campo magnético más potente que los equipos convencionales (3T) y ofrece imágenes de alta definición, esenciales para planear una intervención precisa. “Los estudios previos incluyen escáneres cerebrales avanzados, como la resonancia magnética de 7 teslas, una técnica de imagen de alta resolución que utiliza un campo magnético muy potente, permitiendo detectar detalles anatómicos y funcionales que no pueden observarse con resonancias magnéticas convencionales (3T), y que sólo se encuentra en pocos lugares, como el Hospital Houston Methodist”.

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Para confirmar las zonas afectadas, también se utiliza el electroencefalograma (EEG), en donde se colocan electrodos en el cuero cabelludo. Esta prueba permite detectar la fuente de las convulsiones. “Se les realiza un electroencefalograma (EEG), que consiste en colocar electrodos en el cuero cabelludo para detectar el origen de las convulsiones. Luego comparamos estos resultados con otras pruebas específicas, revisamos las imágenes y determinamos el tipo de procedimiento quirúrgico más adecuado, ya sea extirpar la parte del cerebro afectada, inmovilizarla o colocar un electrodo”.

Cuando las pruebas convencionales no permiten determinar la zona responsable de las crisis, se opta por intervenciones diagnósticas. Estas cirugías pueden incluir la introducción de láser cerebral o la extracción de una muestra de tejido. “Si con estas pruebas no se logra localizar la zona afectada, se recurre a una cirugía diagnóstica, mediante la cual se puede obtener más información del área comprometida, extraer una muestra de tejido cerebral o introducir un láser para quemar la región alterada. También es posible colocar un electrodo para estimular el área y detener la convulsión”.

Barone subrayó que estas técnicas permiten intervenir sin abrir el cráneo y con mínima afectación para el paciente. El objetivo consiste en eliminar la señal cerebral anómala y restablecer el funcionamiento normal del sistema nervioso. “Todos estos tratamientos son mínimamente invasivos y potencialmente curativos para el paciente, ya que las convulsiones suelen originarse en una pequeña parte del cerebro que no funciona adecuadamente. Al extirparla o neutralizarla, se interrumpe la señal anormal y el cerebro vuelve a funcionar correctamente”.